
El resultado no fue malo ni bueno, fue “Excelente”. Mientras
estaba cruzada de piernas felicitando a mis compañeras, escuche mi nombre por
los parlantes y sentí unos brazos muy delgados que se situaban alrededor de mi
cuerpo, cada vez con mas fuerza. Ese instante de diez segundos transcurrió en
cámara lenta para mi. Solo pude subir a pisar ese escenario por ultima vez, a
decir “Gracias”. ¿Él? Sólo dijo “Bravo! Buen trabajo!”. Ese momento fue inigualable, único... fugaz.
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